'Aporofobia STOP'
Giza Eskubideak Eszenara 2022
Ekoizpena 2022
Asín Sound, Bidebitarte Kooperatiba eta Ados Teatroa
Zuzendaritza Eszenikoa
Garbi Losada
Proiektu Diseinua
Jose Antonio Vitoria

Hizkuntza
Gaztelera
Website
Dossier 2022
Pobrezia, etxegabetze edo ahultasun ekonomikoan dauden pertsonekin egindako sormen prozesua
Laguntzaileak:

Kolaboratzailea


El proyecto Aporofobia STOP plantea un proceso creativo con PERSONAS EN SITUACIÓN DE POBREZA, SINHOGARISMO O VULNERABILIDAD ECONÓMICA y, en particular, usuarios y usuarias del comedor solidario PARIS 365 (en el que, desde 2008, reciben tres comidas diarias los 365 días del año).
La pobreza o el sinhogarismo no es una característica de la persona, sino una situación a la que se llega por muchos factores y situaciones diferentes, y entre ellas, las sucesivas crisis económicas (en especial la que ha dejado detrás la Covid19). Hay múltiples nuevas formas de pobres, que incluyen desde universitarios, gente que tiene trabajo pero no gana lo suficiente para acceder a una vivienda o padres de familia que, de repente, se encuentran sin empleo.
Y, en esta situación creciente, la aporofobia es un delito de odio absolutamente cotidiano. Un simple ejemplo encontrado en la prensa: una persona que dormía en un cajero fue agredida por dos hombres. Según su denuncia, le despertaron unos golpes en la puerta. Inicialmente, no quiso abrir pero, ante su insistencia, accedió. Nada más abrir, uno de ellos le dio tres puñetazos en la cara, sin que el agredido en ningún momento respondiera al ataque. Al abandonar el lugar, los dos hombres se dirigieron al sintecho y le amenazaron de muerte.
"La inmensa mayoría hemos sufrido agresiones. Estamos completamente expuestos y todas las noches pasas miedo, porque no sabes cómo va a acabar la madrugada. De hecho, duermo vestido y con zapatos por si tengo que levantarme de un salto y escapar", explica Miki, de treinta y tres años, formado como diseñador gráfico, que ha trabajado por temporadas en lo que ha podido y vive en la calle. "Me ha despertado a patadas alguna pandilla de chavales", añade. "Que te peguen jóvenes borrachos es frecuente, aunque no sé qué les parece tan divertido. Peor lo tienen las mujeres, porque alguna compañera se ha despertado con un tío tocándole los pechos".