Sinopsis
El mundo es una cacerola, una enorme cacerola donde se mezclan todos los condimentos y se pueden guisar los platos más variados, con los más extraños ingredientes. Cuando nuestros siete cocineros -los «cocineros de la risa»- se disponían a servir la sopa, descubrían con horror que le falta el ingrediente más importante: la propia risa.
Sopa de ganso, un espectáculo que hicimos en coproducción con la Umore Azoka de Leioa, fue creado para ser representado en la calle. Estaba, por tanto, pensado para ese público al que le gusta disfrutar a cualquier hora de un rato de teatro y, en especial, para aquellos a los que no les gusta el teatro. A éstos queríamos sorprenderles, hacerles disfrutar de un divertimento inesperado para que cuando volvieran a decir «a mí el teatro me aburre», al menos lo dijeran más bajo.
Nuestro objetivo era, por tanto, divertirnos para divertir, disfrutar para hacer disfrutar, reírnos para hacer reír y, sobre todo, reírnos porque nos encanta reír. Y, ¿de qué hablamos –de qué nos reíamos- en Sopa de ganso? De cocina.
Sin perder tiempo, y armados con cazos, cazuelas y cucharones, abandonaban la seguridad de sus fogones para salir en busca del valioso condimento, recorriendo plazas, calles, callejas y callejones. Y les obligábamos a estar de vuelta antes de que la sopa llegara a enfriarse, para que todos pudieran disfrutar de su sabor a sonrisas y carcajadas.
