Sinopsis
En 1994 nos lanzamos a producir nuestro primer espectáculo, sin ayudas ni subvenciones, sin dinero y con un sello desconocido. Quizá porque nos sentíamos en aquel momento un poco náufragos elegimos para iniciar nuestra andadura con «Robinson Crusoe», un espectáculo para niños y jóvenes, basado en la novela de Daniel Defoe.
«Yo Robinson Crusoe, después de vivir tantos años solo en esta isla deshabitada, he encontrado un amigo. Un joven salvaje que, por no saber, no sabe ni cómo se llama, así que le he puesto un nombre: Viernes. Estoy contento. Muy contento. Me hacía tanta falta alguien con quien hablar…» (Del diario de Robinson Crusoe en la obra) Garbi Losada
La versión que hicimos del clásico inglés incidía sobre todo en la soledad del marino y en el choque de culturas entre un hombre civilizado (Robinson), que -a pesar de tanta adversidad- lucha por mantener su «modo de vida», y lo que él considera un «salvaje» (Viernes), que luego no lo era tanto.
Produjimos el espectáculo prácticamente a coste cero. No teníamos nada. Ni dinero, ni publicidad, ni canal alguno de venta. Para suplir todas estas carencias intentamos agudizar el ingenio y dar con una campaña barata y eficaz: el mensaje del náufrago. Una campaña que pronto se hizo famosa entre los programadores de teatro de todo el Estado.
Recorrimos todos los bares de nuestro barrio, donde –apiadándose de nosotros- nos guardaban botellas vacías de agua mineral. Una vez limpias y sin etiquetas, poníamos en su interior el mensaje que –se suponía- Robinson habría lanzado al mar. Un mensaje de auxilio, que –dada nuestra precaria situación como compañía- era literalmente cierto.
La recepción de las botellas generó un sin fin de anécdotas y el mensaje de auxilio –el de Robinson y el nuestro- funcionó. Empezaron a contratar el espectáculo, y con él hicimos un total de 115 representaciones. Y sobre todo, Ados Teatroa ya existía. Y nosotros habíamos empezado a caminar con ella.
