La soledad no deseada, como una pandemia silenciosa, afecta ya a una de cada cinco personas en los países industrializados. Es un problema estructural, transversal y de primer orden, ya que se produce tanto en entornos rurales como urbanos, en mayores y jóvenes, con un altísimo coste social en salud y calidad de vida. El texto del espectáculo se ha creado a partir de testimonios de soledad recogidos previamente, en forma de microdocumentales, dentro nuestro proyecto Filmoteca humana. A pesar de que la escritura del texto se apoya en experiencias reales, no es una obra directamente testimonial, sino que planteamos un tono poético que, a pesar de la dureza del tema, de alguna manera, ofrezca esperanza.
Sinopsis
El título de la obra hace referencia a la frecuencia de un extraño sonido registrado en los últimos 35 años en distintos lugares del Pacífico, similar al canto de una ballena azul. Pero las ballenas azules se comunican en frecuencias que van de los 10 a los 39 hercios, por lo que la voz de esta extraña ballena solitaria, vibrando a 52 hercios, queda fuera del umbral auditivo de la especie. Ninguna otra ballena ha podido jamás escuchar su llamada.
Se supone que la Ballena de los 52 hercios o Whalien 52 puede ser sorda de nacimiento, y que por eso nunca aprendió a emitir su canto en la frecuencia correcta. La obra utiliza la metáfora de esa ballena solitaria, convertida en un símbolo del aislamiento social, para hilvanar una mirada poliédrica sobre personas que están sufriendo o han padecido momentos de soledad no deseada.
El eco de ese sonido traspasa el texto y la puesta en escena, en un tono no realista, lleno de imágenes poéticas y coreográficas.